9.05.2007

Muere Pavarotti. Pero la ópera jamás será la misma después de él.


Hace unos minutos se actualizaron de pronto millones de páginas web de todo el mundo. Luciano Pavarotti ha muerto. Imposible entrar en su página oficial.

Mi nota es corta, no hay mucho que decir de alguien de quien se ha hablado tanto, Pavarotti fue sin duda, un milagro para la música de concierto, en especial para la ópera.

Básicamente reavivó el interés del globo por este género que, a principios de los ochenta, parecía extinguirse lentamente pero sin remedio. Creó la Popera y llevó al género a competir con el Rock y el Pop, incluso a situar la ópera por encima de éstos en las listas de polularidad del mundo entero. Animó a muchos directores a producir arreglos sobre las obras clásicas y admitir voces diferentes para enriquecer la popularidad de esta hermosa música. Pero como toda ópera, llegó la hora de bajar el telón. No sin antes, ponernos de pie y aplaudir hasta el cansancio, como él se lo merecío siempre.




Nessun dorma
(Que nadie duerma), aria del acto final de la ópera Turandot de Giacomo Puccini


¡Que nadie duerma! ¡Que nadie duerma!
Tampoco tú, oh, Princesa,
en tu frío cuarto
miras las estrellas
que tiemblan de amor y de esperanza...
¡Pero mi misterio está encerrado en mí,
mi nombre nadie lo sabrá!
¡No, no, sólo cuando la luz brille (Puccini:sobre tu boca lo diré,)
Sobre tu boca lo diré ...(Puccini: ¡cuando la luz brille!)
Y mi beso romperá el silencio
que te hace mía.
Voces de mujeres
Su nombre nadie lo sabrá...
¡Y nosotras, ay, deberemos, morir, morir!
El príncipe ignoto
¡Disípate, oh noche! ¡Tramontad, estrellas! ¡Tramontad, estrellas!
¡Al alba venceré!
¡Venceré! Venceré!

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